He viajado poco, para mi desgracia y fortuna, solamente he estado en Marruecos e Italia, (bueno también Andorra y Portugal, que no cuentan como fuera, como Canarias).
Marruecos es un país increíble, se admira con los sentidos. Pero Italia me enamoró, iba con la idea de que no era para tanto y me sorprendió, tanto que estoy intentando aprender su idioma y ahorrando para volver este verano, y sinceramente espero vivir allí algún tiempo. Es una tierra maravillosa, tan similar a la nuestra y la vez, no se como, distinta, con sus manías.
Me ha venido ahora a la cabeza porque esta semana no paraba de ver gente disfrazada y he dicho "¡uy, carnavales!" que a mi no me gustan, pero hay uno en especial que me encantaría ir, que pagaría por entrar a sus fiestas privadas, y gastarme un dineral en el vestido, y ese es el Carnaval de Venecia, único en el mundo y su tradición se remonta al siglo XIII (siglo arriba siglo abajo).
Es como mágico, de otra época, la aristocracia lo usaba para mezclarse con el pueblo, los venecianos, de distintas clases sociales, con una especie de capa negra y máscara blanca salían a los festejos (estos trajes simples evolucionaron a auténticos disfraces), y todo estaba permitido, no se respetaba nada (un desfase vamos), el pueblo podía juntarse con la aristocracia o reírse de las autoridades, eran días de diversión antes de la cuaresma.
Actualmente, en los palacios nobles de la ciudad, se siguen organizando fiestas privadas y bailes de disfraces, donde debe parecer que el tiempo se ha detenido, me parece mágico, debes sentir que estás en pleno siglo XVIII, rodeado de los excesos y lujos de la nobleza de la época, trajes carísimos para una noche, vestidos largos de hace siglos, esos que todavía espero que se vuelvan a poner de moda.
"Un realista, en Venecia, se convertiría en un romántico por mera fidelidad a lo que veía ante él." -
“El carnaval parecía extenderse desde Venecia a lo largo de todas aquellas encantadoras playas, y el río estaba cubierto de naves que se dirigían hacia la ciudad, exhibiendo la diversidad fantástica de las máscaras. Hacia la caída de la tarde vieron con frecuencia grupos de danzantes bajo los árboles.” - Ann Radcliffe